A lo largo de la historia, el concepto de átomo ha pasado de ser una intuición filosófica a convertirse en una estructura compleja explicada por la física cuántica. Los primeros pensadores como Demócrito imaginaron que toda materia estaba compuesta por partículas indivisibles llamadas átomos. Siglos después, Dalton formalizó esta idea con un modelo basado en esferas sólidas, útil para explicar reacciones químicas simples.
Thomson revolucionó esta visión al descubrir el electrón, proponiendo un modelo con carga positiva y electrones incrustados, como un pudín de pasas. Rutherford, con su experimento de la lámina de oro, reveló que el átomo tiene un núcleo central y que los electrones giran a su alrededor. Bohr refinó este modelo al introducir niveles de energía, explicando fenómenos como los espectros de emisión.
Más adelante, Chadwick descubrió el neutrón, completando la imagen del núcleo. Finalmente, el modelo mecánico-cuántico reemplazó las órbitas definidas por zonas de probabilidad, incorporando principios como el de incertidumbre y el comportamiento ondulatorio de los electrones. Este modelo, aún vigente, permite entender la estructura atómica con gran precisión y es base de la química moderna y la física de partículas.