La autoestima es el concepto que uno tiene de sí mismo. Es importante que un niño tenga una autoestima elevada, ya que se trata de un fuerza interior que necesita para hacer frente con éxito a los continuos retos con que va a encontrarse. En la formación de la autoestima los padres desempeñan un papel fundamental.
Cuando el niño hace algo bien se siente a gusto consigo mismo y recibe el elogio y la felicitación de los suyos. Si ha tenido muchas experiencias de éxito, la confianza que adquiere en sí mismo es muy grande y esto hace que afronte las nuevas tareas con entusiasmo. Le gustan los retos y confía en que las cosas le saldrán bien.
NO ESCATIMEMOS LOS ELOGIOS
FOMENTAR LA AUTOESTIMA ” El elogio es el instrumento con el que se fomenta la autoestima, y debe emplearse para reforzar los comportamientos adecuados en los momentos oportunos; “Carlos, me has ayudado mucho colocando bien las servilletas en la mesa”. Los elogios específicos y que expresan el comportamiento deseado son más constructivos: “Me ha gustado ver cómo le dejabas el triciclo a Tomás”.
La formación de la autoestima
Todo niño es bueno en algo, y para hacer crecer la autoestima hay que identificar aquello en que actúa y se desenvuelve bien. Identificar y reconocer las habilidades del pequeño es prioritario; luego hay que seguir construyendo sobre lo ya realizado.
Para conocer las preferencias del niño no hay más que observar lo que hace es su tiempo libre. ¿Qué actividades selecciona de forma natural?
Lo más probable es que elija las cosas que sabe hacer mejor. Si se detectan los intereses más importante es fácil luego dar oportunamente muestras de apoyo y de felicitación.
“Los niños están muy satisfechos de sus obras, y necesitan el respaldo y la felicitación de quienes les quieren para crecer en autoestima y seguridad”
La previsión de los padres
Si los padres son conscientes de lo importante que es para su hijo muestras de satisfacción por los logros alcanzados, han de saber organizar la vida de tal forma qu sus hijos puedan disfrutar del éxito.
Hay que planearse qué hace con un niño para que tenga la oportunidad de saborear el triunfo.
Los padres deben ser comprensivos con sus intereses, sobre todo teniendo en cuenta que los de un niño de tres años no duran mucho, aunque la sensación de ser aceptados por sus padres se prolongan toda la vida.
Fórmulas concretas
Si se asigna al pequeño una tarea que puede realizar, como colocar las servilletas en la mesa, cada vez que lo haga se le debe reconocer que lo ha hecho bien. También le produce una gran satisfacción que su dibujo se cuelgue en la pared o actividades semejantes, en las que siente que se le tiene en cuenta y se aprecia lo que hace.
Las acciones que hay que premiar no sólo son las que se han hecho bien, sino aquellas que demuestran disponibilidad para realizar algo nuevo, pues indican que es capaz de enfrentarse a un nuevo reto. Todo el tiempo dedicado ayudar al niño a adquirir nuevas habilidades es una buena inversión para mejorar su autoestima. El niño se siente valorado cuando sus padres le dedican tiempo en exclusiva.
” Al lugar o colaborar en las tareas de la casa, el niño necesita que le reconozcan sus logros. Tienen que demostrarle a sí mismo que vale y que progresa, por lo que es preciso el reconocimiento de los demás.”
Conversaciones de gran valor
Hay pequeños detalles, en apariencia insignificantes, que para el pequeño tienen un gran valor. Una madre muestra su confianza al pequeño cuando le consulta sobre cómo desea que prepare la verdura para la cena o le pregunta cuáles son los pendientes que le quedan mejor, lo que satisface y agrada al pequeño.
El niño se siente especial cuando los padres le prestan atención y dejan lo que están haciendo para escuchar sus ideas. Las conversaciones que se llevan a cabo le hacen sentirse importante y orgulloso, y le dan fuerzas para afrontar situaciones entonces hay lejanas.
Una buena autoestima es el mejor regalo que los padres puede ofrecer a su hijo. La forma de llevarlo a cabo es muy sencilla, ya que basta con prestarle atención y hacerle sentir importante con el mero hecho de dejar de lado lo que se está haciendo- leer un libro o preparar un plato en la cocina- para escucharle con interés. Probablemente no requiera mucho tiempo y volverá a sus cosas muy tranquilo y satisfecho. Estos gestos le dan mucha seguridad en su proceso formativo y tendrán su trascendencia también en el futuro.
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