Hiperactividad Síntomas y Recomendaciones

¿Qué es la hiperactividad?

El niño hiperactivo es aquel que, durante más de 6 meses, resulta notablemente más inquieto o más distraído (o ambas cosas) que otros niños de su edad. El trastorno más frecuente es el que combina la falta de atención con la hiperactividad, y se denomina trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Los niños que lo padecen se caracterizan porque no tienen apenas control de sus actos ni de sus movimientos y adolecen de una capacidad de concentración muy disminuida. Este trastorno es el más corriente en los varones y suele presentarse antes de los siete años de edad.

Causas de la Hiperactividad

No se conocen con exactitud, pero se cree que pueden influir:

Factores físicos

• Neurológicos (deficiencias de ciertos neurotransmisores cerebrales).
• Genéticos (aproximadamente la mitad de los hijos de padres o madres que hayan tenido este trastorno pueden también trastornos).

Factores ambientales

como que los padres tengan también trastornos de conducta, estrés…

Síntomas de la Hiperactividad

Aunque como hemos dicho, el trastorno más frecuente es el que combina hiperactividad con falta de atención, u continuación veremos los síntomas por separado:

Síntomas de déficit de atención

Los niños con este trastorno suelen presentar los síntomas siguientes:

• No escuchan cuando se les habla.
• No obedecen a lo que se les dice.
• Si empiezan alguna actividad, se distraen con mucha facilidad ante estímulos irrelevantes.
• Dejan las tareas que empiezan a medio hacer.
• Tienen mala memoria (pierden sus cosas…).
• Tratan sus cosas sin cuidado.

Síntomas de hiperactividad

Los niños con este trastorno:

• Mueven mucho las manos y los pies.
• Son incapaces de permanecer sentados durante un tiempo.
• Saltan o corren en situaciones inapropiadas.
• Interrumpen las actividades ajenas.

Otras características que suelen presentar el niño hiperactivo con déficit de atención:  

• Capacidad variable para hacer cosas: de vez en cuando es capaz de hacerlas bien.
• Dificultad para controlar sus movimientos corporales, lo que se observan, sobre todo, cuando se trata de movimientos rítmicos (gimnasia, baile…).
• Cambios bruscos de humor, estrés, agresividad.
• Dificultad para hablar y escribir correctamente.

TRATAMIENTO

Para el diagnóstico de este trastorno es necesario el examen de un neurólogo, un psiquiatra y un pedagogo. El tratamiento es farmacológico (psicoestimulantes para controlar la conducta, aunque, salvo casos excepcionales, no es aconsejable medicar a los niños menores de seis años), psicológico (tanto para el niño como para orientar a los padres) y pedagógico (reeducación de la atención, la memoria y el lenguaje).

INDICACIONES PARA LOS MAESTROS Y/O PADRES

• En casa, se deberán establecer un horario para las diferentes actividades: comidas, higiene, horas de estudio, horas de juego, horas de sueños, y seguirlo lo más posible. Se debe escribir y ponerlo en la pared, donde el niño pueda verlo.

• Dar órdenes cortas y de una en una. Si el niño no atiende, sentarse frente a él, mirarle a los ojos y hablarle siempre con calma.

• Establecer un sistema de castigos (quitarle algo que le guste…) y de premios. Alabarle y premiarle cuando hagan algo bien.

• Debido a su dificultad de concentración, es conveniente dividirle las tareas en pequeños pasos: según los vaya realizando se le darán recompensas.

• Si el niño desobedece reiteradamente o se muestra agresivo, dejarlo un momento a solas en otra habitación.

• Tener mucha paciencia y ser conscientes de que el tratamiento puede ser largo. Pensar siempre además, que ni los padres ni el niño tienen la culpa de lo que pasa. Se trata de un trastorno que al igual que una enfermedad, debe tratarse con cariño y paciencia. Por otra parte, hay que tener en cuenta que son niños con una inteligencia normal y que, controlando su trastorno, incluso pueden sacar beneficio a la larga de una forma de ser activa, curiosa e impulsiva.

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